martes, 8 de febrero de 2011

Sol en La Ciudad Gris.


Intentó con amigos, compañeros, almohadas. Nada podía contener su tristeza ni su llanto. Cómo era posible que estuviera tan triste por algo de lo que se quería deshacer desde hace demasiado… desde que comenzó. Sostiene la estúpida cadenita con el estúpido anillo que ni siquiera es de plata (¿qué?,  ¿no tuvo la delicadeza de comprarte uno de plata?, ¿aún cuando tú le diste algo que significaba mucho para ti?).

Suena “Can’t keep my eyes off you” (la versión de Muse, te la dedicó, la habías escuchado hace poco a pesar de que él te la dedicó hace mucho atrás) en su mp4 y se pone a lagrimear. Se pone afligido pero intenta sonreír. Sí sonríe (la pena se manifiesta de formas extrañas), pero no puede evitar que lágrimas caigan de sus ojos.

Y entonces se pregunta “¿por qué eres lo más importante para mí si ya no lo eres?”. Y no encuentra una respuesta y tampoco la encontrará. Y entonces deja de preguntárselo y mira hacia adelante, cambia de canción, la canta y sonríe (esta vez, sin lágrimas en los ojos, ¿cierto?)

Se da cuenta de que intentar reemplazarlo es estúpido, jamás podrá, y tampoco intenta hacerlo (a pesar de lo que él –no él, otro él- te dijo). Siempre será una persona importantísima, eso nadie lo negará. Sólo está mirando adelante, ha encontrado algo genial y no lo perderá tan fácilmente. Entonces le sube el volumen y la música y ya no sólo sonríe, es feliz.



pD) Te quiero.

2 comentarios:

Alejandro Céspedes dijo...

Ya hablamos sobre el lugar que se ganó.

Cuando tenga una cura para eso, serás el primero en saberlo.

Eduardo dijo...

Que bonito.
Nunca te canses de intentar cuando sabes que lo vale.
Intenta las veces que sean necesarias.
:)